¿Quién mancha con carteles negacionistas nuestras calles?

La autodenominada como Asociación Católica de Propagandistas —se les agradece que no oculten sus intenciones— ha pagado una costosa campaña de mupies en paradas de autobuses de Santander —también de otras ciudades_ denominando a los conquistadores de 1492 como “Héroes y santos” con motivo de lo que ellos denominan como el “Día de la Hispanidad”, el 12 de octubre.

¿Quiénes son estos personajes que cada vez tienen más presencia pública con sus campañas y acciones en la España del renacer del nacionalcatolicismo?

Vienen de lejos y su trayectoria es tan oscura como peligrosa, enraizada en la construcción ideológica del poder dictatorial, basando parte de su estrategia en la construcción de una idea de España mojigata, imperial y, ante todo, ulttracatólica.

Nacieron en 1909 como Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACNP) fundada por el jesuita vasco Ángel Ayala con el apoyo del cardenal herrera Oria y sostenida por la gran burguesía vasca y el Vaticano le encargó, casi desde su nacimiento, la organización de la Acción Católica y Social.

EN 1911 acordaron la necesidad de tener un órgano de expresión nacional. Parece lógico que los propagandistas hagan propaganda. Compraron El Debate por 25.000 pesetas, medio que había comenzado a editarse en octubre de 1910. La Gaceta del Norte financió la operación; en 1912, El Debate fue cedido, a título gratuito, a la ACNP; Herrera Oria figuró como propietario para facilitar la operación jurídica y ahora, en 2024, El Debate es la punta de lanza de los medios digitales del ‘nuevo’ nacionalcatolicismo.

En 1920 ya eran un centenar los propagandistas y constituyen la élite de la Acción Católica Española. Cuando se establece la dictudura de Primo de Rivera es la ACNP la que le da el sustento ideológico y político, con Herrera Oria como inspirador de la Unión Patriótica, partido único creado para sustentar la Dictadura. De hecho, de la Asamblea corporativa que sustituyó a las Cortes durante la dictadura formaron parte 34 propagandistas.

Como se explica en el libro La ACNP: la cosa nostra, “de 1909 a 1931 la ACNP se ha convertido en un grupo clave de las derechas católicas españolas, ha conseguido la representación casi monopólica de los intereses eclesiásticos y se ha configurado como una base esencial de reclutamiento de los partidos políticos conservadores españoles. A finales de la segunda República se habrá convertido en uno de los grupos más representativos de la burguesía española”.

LA ACNP fue fundamental en la CEDA y en el bienio negro de la República. De hecho,  en las elecciones de 1933 la ACNP contaba con 33 diputados en las Cortes y en mayo de 1935, con tres ministros: Gil Robles, ministro de la Guerra, Luis Lucia, ministro de Comunicaciones, y Federico Salmón, ministro de Trabajo.

Según el libro ya citado, “en 1940, los propagandistas son 580, según el censo interno. A pesar de las bajas, ésta es la cifra máxima alcanzada desde la creación de la ACNP hasta esa fecha. Con estos efectivos inician su reorganización interna. Durante los primeros años del régimen, la ACNP intenta compaginar la ideología fascista pura y el corporativismo cristiano”.

“Los círculos de estudio de la ACNP desarrollaron la teoría de la guerra civil como ‘cruzada contra el comunismo y los enemigos de la religión y de la patria’ en base a las encíclicas de los papas. El nuevo Estado tenía que ser un bastión de la religión y de la Iglesia católicas. (…) Los propagandistas fueron los promotores de la nueva Acción Católica franquista, cuyos estatutos fueron aprobados en 1939. De 1943 a 1946, copan la casi totalidad de su Junta técnica (organismo superior de dirección) (27). En 1940, ocupan todos los cargos dirigentes de la Confederación Católica Nacional de padres de familia. Los propagandistas administrarán los fondos de Caritas diocesana (organismo principal de beneficiencia de la jerarquía eclesiástica española), y muchas de las instituciones benéficas locales, como los patronatos arzobispales de viviendas”. Los propagandistas, un poder muy fuerte dentro del franquismo, controlaban también buena parte de las Cajas de Ahorros, la construcción de la educación universitaria, fundaron —junto al Opus— el CSIC —para crear una “cultura nacional” y una “investigación autónoma”— e impulsan las Universidades de Verano —entre ellas la nueva UIMP, nada que ver con la Universidad Internacional de Verano de la República—.

Pero donde aprendieron a hacer lo que hoy practican fue en el control de medios de comunicación. En 1945 la ACNP controlaba siete diarios y varias revistas nacionales. A esto hay que añadir la participación de los propagandistas en diarios y revistas ajenas. Los periodistas necesarios para sostener esta estructura informativa habían salido de la Escuela de El Debate o fueron formándose en la Escuela oficial de Periodismo —embrión de la actual facultad de la Universidad Complutense—, muchos de cuyos profesores han sido propagandistas

Los propagandistas, que siempre se consideraron, como buenas élites, por encima del Gobierno y de la propia Iglesia católica, tomaron distancia del franquismo a partir de los años 50 y, de hecho, abrazaron el credo democratacristiano y participaron en el llamado Congreso de Munich a principios de los 70 en contra del agonizante régimen dictatorial. Aunque entraron en crisis en la última fase del franquismo el centro de sus obras continuó siendo la Editorial Católica (LEC) y el diario Ya, como órganos ideológicos, y el CEU como instrumento principal de reclutamiento, formación e irradiación políticas.

En los últimos años, la transformada en Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) ha protagonizado campañas agresivas ultracatólicas e insultantes que han ido desde el ataque al derecho al aborto o a la ley de eutanasia a reivindicar a las víctimas de la supuesta “persecución religiosa” contra católicos durante la II República. Ahora, y ya desde hace un tiempo, están también re-construyendo la historia imperial de España, organizan festivales de música cristiana (como el Mater Fest de Talavera) y organizan cursos y seminarios a lo largo y ancho del país para extender su ideología. Los carteles de las marquesinas del TUS son un paso más en un esfuerzo por imponer el nacionalcatoliscismo que lleva más de un siglo.

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