“Hay espacios blancos y espacios vívidos en la memoria. Y eso que, 17 años no son nada. Violeta Merino y Raquel Serdio me enseñaron lo que es recordar en verso, y, como ellas, trato de hacer que esos recuerdos se escuchen. Tan solo para que encuentren compañía con momentos no vividos, con pensamientos ajenos y casuales que se sienten solos.
Tal y como hicieron ellas conmigo”.