El club de la lucha (incel) de un aliado español del siglo XXI

Seis Barral // Novela // 18,50€

Una reseña de Agustina Monasterio

Iván Repila (Bilbao, 1978) ha tejido su novela El Aliado (Seix Barral, 2019) con hilos de madejas diferentes: novela negra, cine de terror, teoría feminista, ciencia ficción feminista, comedia romàntica… El resultado es un texto que reflexiona sobre la reacción (v. Faludi. Backlash 1991) antifeminista ante el avance feminista de la llamada cuarta ola en el contexto español . En la novela (SPOILER ALERT!) el protagonista organiza un club de la lucha en el que el objetivo ya no es vengarse de la explotación laboral del capitalismo post-fordista, como imaginó Chuck Palahniuk en Fight Club (1996), sino castigar a las mujeres por lo que sus miembros consideran un ataque imperdonable a los privilegios masculinos. Es decir, el protagonista, es un Tío Blanco Hetero, con una peculiaridad: es un misógino organizado con una agenda feminista oculta que el lector conoce desde el principio de la novela, es nada más y nada menos que una especie de agente doble. En un intento de movilizar de forma indirecta a las feministas del estado Funda una célula incel que se dedica a atacar a las feministas de la ciudad y a perseguirlas tanto en redes como en sus centros de trabajo.

La novela aborda a través de la narrativa, y quizás este es el aspecto más novedoso del texto, las reflexiones de teóricos de la masculinidad en el contexto del feminismo del siglo XXI y su reacción. Bebe por tanto de textos previos como Masculinidades y feminismo de Jokin Aspiazu Carballo (2017) o Los nuevos hombres nuevos de Miguel Lorente (2009). Su diálogo con estas referencias le lleva a cuestionarse en un formato narrativo esas supuestas diferencia entre “nuevas” y “viejas masculinidades” que Azpiazu señalaba como una trampa para el feminismo.

Siguiendo la máxima de Miguel Lorente, “el machismo no es conducta, es cultura”, la principal riqueza de la novela es abrir una ventana al habitus misógino que se esconde en las conversaciones entre hombres de las comidas en familia, en los grupos de amigos en WhatsApp, en las conversaciones del trabajo y sobre todo en el monólgo interior de hombres españoles perfectamente feministas y perfectamente machistas. Al diluir esta frontera entre los hijos sanos del patriarcado y los hijos sanos disidentes del patriarcado el autor plantea una pregunta crucial ¿Cuáles son las tareas y obligaciones de un hombre que se plantee con seriedad ser ese “aliado” feminista del que habla la novela?

El autor acompaña y a veces abandona a la lectora en un pasaje del terror misógino y machista con rasgos generales y propios de España: el manspleinin (“Cuando no sé de qué hablo, finjo que sé de todo”); el deseo de control y dominación instalado en las relaciones heterosexuales; la creación de un grupo de ideología “incel” “para poner a las mujeres en su sitio”. También trata temas que ya habían abordado novelistas mujeres, el impacto de la vida en el patriarcado en la salud mental y física de las mujeres (Edurne Portela, Marta Sanz); la idea de una organización política, tomada del feminismo escocés, donde el movimiento feminista imponga una agenda mucho más ambiciosa como por ejemplo, un consejo feminista con derecho a veto (Jule Goikoetxea), y por último la especulación sobre la cercanía de una revolución feminista que use la violència como recurso político y que el autor finalment casi imagina como distopía. Este es uno de los nudos narrativos que nos señalan los límites del autor y su novela sobre las tribulaciones de un aliado en el siglo XXI. En 2017 apareció en tuiter un grupo anónimo que se hacía llamar llamar Hembholo, (holocausto hembrista), cuyo lema era “Holocausto hembrista: primero problema, después como solución”, y cuya reivindicación principal es exigir a los hombres aliados del feminismo que se conviertan a sí mismos en compost. ¿Se trataba de una broma? ¿Pretendía ser literal? ¿Ambas cosas? El feminismo al menos desde que Valerie Solanas publico S.C.U.M (1967), ha experimentado con los límites del humor y de la política en sus propuestas, en este sentido la novel·la de Iván Repila también se lo debe todo al movimiento feminista.

En cualquier caso es una novela que todo hombre que se llame a sí mismo aliado del feminismo debería leer y debatir con otros hombres. Curiosamente, y según hemos podido saber por Iván Repila, son los hombres de su entorno quienes menos la están leyendo…

Notas:

INCEL: Involuntary Celibate. Comunidades misóginas violentes responsables de atenta dos terroristes contra mujeres en los Estados Unidos.

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