15,00€
Autor: RAMOS MARTÍN; ANTONIO MANUEL
Editorial: ALTER EGO
Publicado en: 2017
ISBN: 978-84-617-7698-6
“Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que el Ministerio de Educación español promocionó un proyecto de recuperación de pueblos abandonados. Fueron alumnos de centros de enseñanza de distintos lugares del territorio nacional quienes, acompañados de sus profesores, y recibidos por monitores ad hoc, participaron durante unos días, no tanto en su reconstrucción, como sí en una inmersión en los usos y costumbres de un entorno que se venía, y se viene, despoblando: el rural.
Albricias
Pues, bien, ALBRICIAS. Novela de todo un pueblo es el título del libro, que el profesor cántabro, Antonio Manuel Ramos Martín, ha escrito, y ha publicado Álter Ego Ediciones. Y es también el nombre literario de un pueblo, objeto de abandono, al que los lectores accedemos, llevado de la voz de una narradora en edad escolar.
Una narradora sin nombre, como si el autor quisiera reunir en ella a los miles de aquellos estudiantes beneficiarios de aquel programa ministerial. Su presencia cuenta con el acompañamiento de familiares, que bien pueden tenerse por aquellos monitores, que iniciaban a los jóvenes en la teoría y la práctica de los trabajos en el campo.
Entre ellos destacan las figuras del abuelo y la abuela, ambos sin nombres conocidos, pues el autor los omite, pero a los que ennoblece refiriéndose a ellos como Abuela y Abuelo, con esas mayúsculas que elevan a sus depositarios a un grado rayano con la veneración, con el que en medios rurales se honra a los mayores, y que en este caso se rinde a la sabiduría ancestral de quienes han acumulado experiencias, a lo largo de una existencia, que hunde sus raíces en los extensos y profundos ámbitos de la tierra, entendida, no como planeta, sino como en el más grandiosamente humilde de terruño..
No son, los abuelos, la única compañía de la joven narradora: unos tíos, así se refiera a ellos, con nombre propio, que abundan en las enseñanzas de los abuelos, poniéndolas en práctica.
Entre todos completan un puzle narrativo, en el que cada uno de los capítulos del libro es una pieza que encaja con las otras, y con las que autor, auxiliado por la narradora, o al revés, compone un fresco que el lector observa por partes, para dar forma a un conjunto literario, que rezuma en cada línea la autenticidad de una realidad, que cada vez viven menos personas.
Albricias es la satisfacción de haber recuperado, no solo un pueblo, sino, sobre todo, y por ello, de haberse reconciliado con lo más puro del corazón humano, que se compadece con la inocencia de la tierra, de la que el progreso tecnocientífico lo ha ido alejando.
La estructura del libro es sencilla. Se suceden 17 capítulos, cuyos hechos y situaciones giran en torno a la casa, que la familia se afana por reconstruir. Es, la casa, como el corazón del pueblo, que en el fondo de sus corazones, la familia no quiere ver terminada, como si concluida, el espíritu que les anima pudiera perder la intensidad del empeño, que les mantiene vivos. Mientras se va rehaciendo la vida mantiene su interés, dentro y fuera de la casa: días de labores en el campo, al calor de sol; noches de relatos y leyendas, al calor de la chimenea.
Antonio Manuel Ramos Martín ejerce como profesor de Lengua y Literatura, y de su condición hace gala mediante de la enseñanza, por boca de uno de los tíos, de qué pautas atender para la construcción de un buen relato, amén de poner en juego una profusión de términos, con los que nombrar a aperos, herramientas, acciones y situaciones, sin los que el campo no sería campo.
Sabedor de que la realidad existe en la medida en la que se la nombra, el autor no escatima palabras que mantengan en la existencia una parte de la vida, la original, que está en vías de extinción, como se lamentan, en los pueblos, quienes presienten el fin de la vida rural parejo al de sus vidas personales.
El escritor no cuenta más que con las palabras, de las que el autor hace un uso, tan atinado como exhaustivo, tanto que no parece el resultado de una mera documentación, como de una experiencia vivida.
Que contenga el texto demasiados puntos y comas, innecesarios y sustituibles, o alguna discordancia verbal, o se haya escapado un leísmo, o puntualmente una palabra se confunda con otra, por si cercanía fonética, no desdice para nada la atinada riqueza léxica y el acierto formal, dotado de un tono irónico, no exento de un humor socarrón, con los que consigue que el lector se compadezca con cuanto tiene que ver con una realidad originaria, sin la que no seríamos quienes somos, pero de la que cada vez estamos más alejado.
El relato de Antonio Manuel Ramos Martín es la redacción que la narradora debe entregar a su profesora, como aquellos estudiantes debían desarrollar, tras su estancia en un pueblo abandona. Con la diferencia de que en Albricias, el autor hace pensar si la redacción de la joven es causa o efecto de cuanto sucede a lo largo de los capítulos.
En cualquier caso, el trabajo escolar debe tener el cuidado suficiente la profesora entienda bien, dado el desuso de tantas palabras y expresiones. Es solo una muestra de la ironía y del sentido del humor con la que el autor salpica su obra, en la que no faltan guiños literarios a G.A. Bécquer, a Wenceslao Fernández Flórez
- Seguro que la joven redactora obtiene una notable calificación por su trabajo, como regalo de su buen hacer, que es también el de Manuel Antonio Ramos Martín: ¡Albricias!
EL ENJAMBRE , de Luis Ruiz Aja, muestra una estampa literaria realista del fenómeno social del 15M. Se exponen las diversas tendencias del movimiento, la evolución de los personajes a lo largo del tiempo hasta vincularlos con el tiempo actual. El título proviene de la teoría del enjambre, opuesta a la tradicional militancia política.
BOLEROS DE CONVENTO, de Isidro R. Ayestarán, poeta y autor teatral, es un ingenioso relato que se desarrolla en una institución religiosa dedicada a la caridad entre los más desfavorecidos, que ha sido expropiada por el Ayuntamiento, y que ha de cesar en su actividad. Nos muestra el último día de la misma.
VALE, de Pedro Santamaría, uno de los autores que más éxito tienen a nivel nacional en el ámbito de la novela histórica, trata de la presencia de un don Quijote, sobreviviente desde el siglo XVII, decepcionado por el rumbo de la historia de España; un don Alonso que ha colgado la adarga y la lanza en astillero, y que pasea por el retiro con Sancho.
EL OCTOGENARIO DE LA TRISTE FIGURA, de J.Fernando Lestón, en contraste con el anterior, muestra un Quijote encarnado en un anciano estrafalario que utiliza a su nieto como escudero, y que participa en los movimientos sociales de hoy día.
LA ÚLTIMA PALABRA, Juan F. Hierro, recrea los atentados en París de 2015. Sus personajes son dos jóvenes musulmanes y una pareja de recién casados españoles, a los que el destino lleva a encontrarse en la discoteca de infausta memoria.
EL REY AMARILLO, de Jorge Tomillo Soto-Jove, también el dibujante del libro, es un relato descarnado en el que se muestra la decadencia de un rey del espectáculo, una especie de superhéroe caduco, que es asaltado, en su decrepitud, por una pareja de punkis.
VIDA Y MUERTE DE UN PAJERO, de Javier Tazón Ruecas, escritor, trata de la pornografía, del sexo desquiciado de los tiempos modernos, de la pedofilia y de la burocracia administrativa, narrado todo ello en un tono distendido y humorístico.
A QUIEN CORRESPONDA, de A.G.Topán, tiene como tema la miseria creciente que va cercando a muchas familias como consecuencia de la crisis económica, un monstruo informe que las arrincona, como esa sombra referente del famoso cuento de Julio Cortázar: La casa tomada.
ANSIEDAD, de Noelia Zorrilla, es un relato de violencia doméstica, que no de violencia de género. Un relato en el que los tópicos sociales se entrelazan con la demencia de uno de los protagonistas para criticar los lugares comunes al uso sobre el tema.
CABALLITO DE MADERA, Sebastián Lasarte, argentino relacionado con el mundo del teatro, nos narra, en boca de un niño de cinco o seis años, la crisis de los refugiados. Es un niño que aparece varado en una playa, con la cabeza en el agua, todos recordarán la imagen. La crudeza del tema es rebajada por la candidez de la visión infantil.
EL SÉPTIMO A, de Ramón Qu, profesor de técnica literaria, actor y promotor de la vieja tertulia del café Ópera, se enfrenta con los desahucios. Recrea, en forma de monólogo narrado, los últimos momentos del desahuciado que espera la llegada de la comisión judicial.
DE CERDO, Áureo Gómez, creador teatral, director y actor, es un relato fantástico cuyo tema es la génesis misma del Círculo Decadente, con artes metaliterarias, sin escatimar recursos de extrañamiento y pasmo para el lector, en un tono jocoso y divertido.
CONSIDERACIONES FINALES
Si toda iniciativa artística es digna del máximo respeto por parte de la sociedad en general, y de los entes públicos en particular, la que nace desde abajo, desde la misma calle, entre gentes que se reúnen para dar salida a sus inquietudes artísticas, debe generar sentimientos, además, de admiración. Porque la cultura, bien es sabido, suele usarse como el vehículo de expresión del orden establecido. Esto, dicho desde esta institución, puede parecer contradictorio, pero no lo es en absoluto. Una cosa es el ser y otra el deber ser. Los políticos, pese a la mala fama que tiene su tarea en los tiempos que corren, en especial los que son responsables de áreas de cultura, debemos partir de una idea incontestable: la cultura es usada siempre por las fuerzas dominantes. A partir de esta base ideológica, debemos mostrar nuestra actuación como comprometida en un desiderátum: el de lograr que las iniciativas populares puedan alcanzar el mismo nivel de apoyo que las generadas desde arriba. En esta dialéctica de presiones sociales sobre la cultura, debemos respaldar siempre, y de forma preferente a los aromas renovadores que proceden del suelo, incluso del subsuelo social.
El Círculo Decadente, con esta su segunda publicación, la primera fue La voz de Calíope, ha dado un salto en el sentido del compromiso literario popular y, por ende, del compromiso social. En este nuevo libro de relatos los escritores que lo sustentan pretenden mostrar, cada uno dentro de su propia ideología, en algunos casos contrapuestas, un elenco visual de las diversas situaciones que la crisis económica ha generado en el tejido social. Este tipo de relatos presentistas, reales, cercanos en ocasiones al periodismo literario, serán, qué duda cabe, referente para que los ciudadanos del futuro puedan conocer , gracias a la literatura, las coordenadas de la sociedad que los precedió, una sociedad en plena transformación. Ese es uno de los más excelsos fines de la literatura: mostrar al futuro la imagen más verídica posible del pasado. ¿Alguien podría comprender la realidad rusa del siglo XIX si no ha leído la obra de Dostoiewsky?
Respecto a la forma, conviene destacar dos hechos curiosos. Por una parte todos los relatos están escritos en presente y en tercera persona, técnica narrativa que no es hoy la más usada, pero quizá por desconocimiento de los escritores que se acercan por primera vez, o incluso muchos veteranos, a la labor literaria. Con este artificio el lector recibe una impresión de gran inmediatez en el relato, sin perjuicio de la profundidad que la técnica narrativa permite sobre el interior de los personajes.
Por otra parte, tenemos el elemento común, unificador de todos los relatos: la presencia de un Diógenes moderno que se repite en todos ellos. No es un personaje fundamental de los cuentos, pero sí común y aglutinador. ¿Quién mejor que el filósofo Diógenes para censurar la falsedad de la sociedad presente?
En definitiva, estamos ante una obra digna en su forma y provechosa en su contenido que, esperamos, no sea la última producción de este heterogéneo grupo de autores nuevos y ya expertos, que, sin duda, mucho juego ha de dar a la potenciación de la cultura en esta región.”