CARL EINSTEIN EN LA REVOLUCIÓN ESPAÑOLA

Con epílogo de Koldo Artieda.

«El arte colectivo nos es necesario: solo la Revolución social contiene la posibilidad de una transformación del arte, constituye sus premisas, determina el valor de su mutación y otorga al artista su cometido. […] Si hacemos estallar en mil pedazos las ideologías encontramos debajo los únicos vestigios de valor de este continente reventado, la condición previa a cualquier novedad, las masas que aún están sumidas en el sufrimiento. Las masas son el artista», había escrito Carl Einstein en 1919 en un breve texto titulado A propósito del arte primitivo.

Vinculado a los círculos críticos y artísticos europeos más avanzados, con el estallido de la guerra civil Einstein se dirigió a España: «Me fui en un momento en que las cosas empezaban a irme muy bien». Tras pasar por el frente de Aragón alistado en el Grupo Internacional de la Columna Durruti, desde Barcelona explica en una carta a Kahnweiler: «… en estos tiempos, el fusil es necesario para compensar la cobardía de la pluma», y en otra a Picasso: «Si, más tarde, podremos escribir y pintar libremente, será únicamente gracias a la resistencia española. Siempre supe que en España estaba defendiendo mi trabajo, la posibilidad de pensar y sentir libremente como individuo. Este pueblo merece la mayor de las gratitudes. Yo he sido solo un soldado más, no me he quedado de brazos cruzados». Frente a excusas y posturas acomodaticias, indiferentes o directamente cobardes, el compromiso de Cari Einstein con su tiempo resulta ejemplar: «No he venido a España más que a servir a mis compañeros, a la libertad y a la dignidad humana».

En «Las masas son el artista. Elogio de Cari Einstein», Koldo Artieda traza una aguda semblanza del notable crítico, escritor y luchador que fue Cari Einstein, presto a «destruir su propio virtuosismo» para fundirse en la obra revolucionaria colectiva.