Siempre buscamos habitantes especiales para fechas en las que los encuentros mágicos ayudan a crear vínculos. En estas fiestas es el océano de la artista Cristina Ortiz Pereira el que ha depositado en La Vorágine las esculturas de pequeños cetáceos realizados en gres con fibra de celulosa, cocidas a 1280º en atmósfera oxidante. Piezas trabajadas prestando una importancia especial al conflictivo vínculo que, a través de los siglos, ha establecido el hombre con los cetáceos y, por extensión, con la vida.
El País escribió sobre este trabajo de Cristina que “la textura de cada pieza, sobre las que la aplicación de símbolos, incisiones, textos y diversos materiales procedentes del mundo de la navegación refuerzan la intención que, a modo de crónica, habla de las tensiones entre naturaleza y cultura, progreso y vida”.
Los símbolos, texturas y textos que los acompañan tienen con trasfondo una pregunta ineludible a día de hoy: ¿Qué estamos haciendo, como cultura, con la vida?…
