Organizan La Ortiga Colectiva y La Vorágine

septiembre-octubre-noviembre 2019

El capitalismo y su Modernidad –el imprescindible dispositivo cultural para la domesticación necesaria- han perfilado un imaginario de lo rural deformado y asfixiante. Lo rural se relaciona con el atraso, la antigüedad, una especie de estado pre-Moderno del que solo se sale con la industrialización del territorio y de sus habitantes –convertidos en obreros, migrantes o fósiles objeto de etnógrafos y folcloristas-.

Quizá lo único seguro es que lo rural es lo que no es urbano, pero en tiempos en que conviven fronteras permeables y fronteras de acero, hay que poner en el centro de la mirada crítica estas concepciones de las ruralidades que, también, están en disputa en todo el planeta.

Sí estamos seguras de que ni la tierra, ni la cultura que atesora, ni la vida que contiene y la habita son o-tienen-que-ser ‘eso’ que el imaginario Moderno-Colonial-Capitalista impone. Por eso, la Ortiga Colectiva, ese esfuerzo por leer nuestro(s) tiempo(s) y sus alternativas, y La Vorágine, ese espacio para dudar y sembrar esas alternativas, se han aliado para (re)pensar nuestros propios prejuicios e idealizaciones.

Para ello, La Ortiga Colectiva contactó y agendo encuentros con algunas de las personas que están metiendo sus manos en la tierra para cuestionar(nos) cómo miramos y cómo entendemos las diferentes formas de lo rural.