Dos de ellas se llama Razan y las demás son Haneen, Shurouq, Mariam, Orianna y Lina. Pero se pueden llamar Bernarda, Angustias, Magdalena, Amelia, Martirio, Adela, Poncia... Porque esos nombre y esas vidas, que conforman
La casa de Bernarda Alba, han sido suyos por unas horas, palestinas del siglo XXI convertidas en andaluzas de los años 30 de la pasada centuria, con los mismos problemas y anhelos, entre el patriarcado, la libertad y el amor, deseosas de ser dueñas de su porvenir.
Este grupo de estudiantes de Castellano de la
Universidad de Belén (Cisjordania) se ha transmutado en mujeres lorquianas gracias a la iniciativa de su profesora, la arabista cántabra
Eva Chaves, que ha llevado al escenario a sus alumnas en un doble empeño: el aprendizaje de un idioma y el grito de dignidad de las mujeres, repetido a lo largo de las décadas, en cualquier lugar del mundo, con refajo negro y velo de misa o con bata bordada en un campo de refugiados, siempre por boca de
Federico García Lorca. Esa aventura educativa y vital ha quedado reflejada en el documental
Bernarda Alba en Palestina, dirigido por la
cineasta española Cristina Andreu, que precisamente ha residido en Belén en los últimos años. Con
Isabel Coixet como productora asociada, la cinta se proyectará en
La Vorágine con un complemento muy especial, un debate con la presencia de Eva Chaves y la actuación del percusionista palestino
Raed Said.
(
Texto tomado del Huffington Post)