Cuando se lee el poemario ?Ayer, no te vi en Sarajevo? se recupera algo de humanidad, de dignidad, se recuerda de forma crítica ?con todas las derrotas que a veces acarrea la memoria-, se gana en completud.
Pilar Salamanca elige en una herida profunda y reciente que parece no escocer ya a nadie -la Guerra de Bosnia (1992-1996)- para, a partir de ella, construir una narrativa global del dolor pero también de la supervivencia, de la resiliencia. La poeta elige dónde situarse y qué voz adoptar. Se sitúa en Sarajevo, la ciudad que sufrió el más largo asedio que se recuerde en las guerras modernas europeas; habla desde las voces silenciadas de las víctimas civiles.