Conoce el balance de transparencia de la Surada 2017

Cada edición de La Surada supone un gran esfuerzo para las personas que se agrupan en la Asociación Cultural La Vorágine Crítica, pero es uno de esos esfuerzos que queda plenamente recompensado por el resultado. Nuestro compromiso con vosotras es abierto y transparente y, por ello, tras cada edición, compartimos con todas y todos el balance de lo sucedido, cualitativa y cuantitativamente. Las personas que han asistido a los 14 eventos poéticos de esta cuarta edición de La Surada son,. a su vez, patrocinadoras y parte de una comunidad de afectos. Esto es lo que ha ocurrido y este es el resultado.

Descarga el BALANCE COMPLETO DE LA SURADA 2017

Lee el balance completo… mientras te compartimos las palabras compartidas por las y los poetas y que van llegando en estos días…

 

**Enrique Falcón

“Mágico el espacio de comunidad y resistencia que generan estxs compañerxs de La Vorágine, y que –con la Surada– parece explotar en una celebración común. Logran convocar a muchos/as de quienes se sienten acompañados por la palabra poética, sabiendo que hay versos que en el sur se cocieron y hacia el sur se levantan. Hacía tiempo que no me encontraba con un público tan entregado y atento, en un entorno mimado y festivo. Os lo dije allí (toda mi gratitud por querer compartir conmigo esa fiesta de vidas vinculadas): el poder querrá tocaros, pero no; el poder querrá dañaros, pero no. Sois mis ‘seres intocables’ de Santander. Hasta allí, va mi abrazo y toda mi complicidad”.

**Rosa Silverio

“Participar en la Surada ha sido una experiencia maravillosa. La organización ha sido impecable y las atenciones exquisitas. En cuanto al evento, tenía mucho que no sentía la ‘electricidad’ que sentí allí. Gente honesta trabajando por la cultura, gente de todo tipo disfrutando del arte que compartimos durante de la velada. Me sorprendió la compenetración que tuvimos con el público que reaccionó de manera muy receptiva y me sorprendió la calidad de cada uno de los participantes. Desde mi punto de visto, La Surada no solo es mágica, sino que además es valiosa y grande”.

**Manuel Iglesias (Arrayán)

“Compartir nuestra música con todos los que sienten que la poesía es una ‘arma’ cargada de futuro ha sido una experiencia maravillosa. Pero poder hacerlo junto a la gente de un barrio cuyos versos nacen puros como la respiración y como el llanto ha sido el mejor regalo para quiénes la música es encuentro y es liberación. Una vez más, La Vorágine ha vuelto a superarse”.

**Gema Martínez (La Mala Hierba)

“Nos faltó la hoguera.

Reunidos en la cueva, llegados de todos los puntos cardinales, nos encontramos en la emoción del ritual más antiguo, compartimos el legado más lejano y persistente: la palabra y el ritmo.

Voces que nos cuentan, nos arañan o acarician, quién sabe cómo.

Notas que nos atraviesan, inquietan o mecen, quién sabe por qué.

La magia del conjuro funcionó.

Nos faltó la hoguera, pero hicimos fuego.”

**Carlos Da Aira

“Mi camino en la poesía ha pasado en los últimos años por darme cuenta de que importa el nosotros, no el tú, y mucho menos el yo, y mi camino a través de la Surada ha pasado por emocionarme al ver tanta gente implicada en un encuentro de poesía que exhala emoción y compromiso en cada gemido.

Gimieron los micros en las voces de lxs poetas, gimió el público que no disimulaba cuando se emocionaba al escucharlxs, y gimió y se estremecieron los cimientos de Santander cuando tanta poesía se le posó sobre las espaldas.

Nadie quedó indiferente. Menos aún yo, de lágrima y metáfora fácil, emocionado por seguir conociendo gente que invierte y biengasta lo más preciado que tenemos -el tiempo vital de cada unx- en hacer que (y digo hacer que, no intentar que) la poesía vaya cambiando el mundo.

Porque mi mundo cambia a cada uno de los pasos que doy a través de la poesía y lo que la rodea, como este último, llamado Surada Poética; y si mi mundo cambia, y yo no soy una excepción -no puedo serlo, no lo soy-, entonces cambia el mundo de más personas; y si sólo cambiase mi mundo, podría ser un sueño, pero si cambian otros mundos entonces es un hecho: la poesía, sí, ¡cambia el mundo!”.

**Alicia Villares Frías

“La invitación para formar parte de la Surada fue imposible de rechazar: en la mano la libertad del viento y la posibilidad de volver locos a los cuerdos, si convenimos que los cuerdos son unos locos que el sistema desmemorió. La calidez fueron La Vorágine y los poetas, doy las gracias con la nuca aún erizada. No subí sola al escenario, llevé a tantas mujeres como pude: a todas. Y les abrí la carne dejando al descubierto las brasas de la mía. En esa intimidad destapada soplamos juntas, gritamos juntas y leímos los versos finales con la emoción sostenida en una línea de pestañas. Fue un placer despeinar al público, estar del lado del aire… a mí el viento sur me da dolor de cabeza, por eso a veces estalla y salpica poemas”.

**Patricia Fernández

“A veces luchar cada día por resucitar lo que se empeñan en matar parece sinónimo de equivocarse. Todo alrededor, desde la escuela a la tumba se diseña para cegarnos y premiar al que pierde los ojos. Son entonces de vital importancia acciones que nos pongan en contacto, que nos permitan mirar cara a cara a otrxs a favor del reencantamiento. La Surada es un templo transparente donde nacen nuevas resistencias a favor del humano, encarnizadas batallas por el amor frente a cualquier máquina, algo parecido a vivir sin escafandra ( nos han engañado, no es necesaria pues el aire es respirable y el agua ni llega al cuello)”.

**Pablo Macías

“Recurrir al campo semántico del viento. Echar mano de la familia léxica de la poesía. Exprimir las nanas repletas de la cebolla de la amistad, tan riendo. Escoger los caminos gastados del verbo y uncirlos a yugo insolente de la acción. Encabritarse, piafar, malbaratar las ganas de silencio de quienes malbaratan los deseos de la voz; rendirse ante la evidencia, rebelarse con la revelación, sacarse los cuartos oscuros del bolsillo y jugárselos al rojo en los latidos arrítmicos del buen vivir. A veces, se hallan -porque alguien los crea- lugares así”.

**Conrado Santamaría

“¿Quién dice miedo? ¿Quién dice desesperanza? ¿Quién dice derrota y claudicación? Mientras haya gente como la que construye espacios de vínculos, alegría y resistencia como la Surada Poética de Santander nada está perdido. Repito, nada está perdido. Quienes lo organizan con su energía, quienes participan con sus palabras, quienes asisten con su entusiasmo tendremos para siempre en nuestra memoria un ascua encendida para agarrarse y no transigir, un ascua encendida para iluminar también la penumbra con la que nos quieren ahogar, un ascua encendida por el amor, la solidaridad y la esperanza que iremos transmitiendo sin desaliento allá por donde vayamos. Muchísimas gracias por haberme permitido formar parte de esta verdad. Salud y seguimos”.

**María Ángeles Pérez López

“Bajar al norte para ser más sur que nunca… De Salamanca a Santander bajar, bajar letras del alfabeto para que fuera posible llegar a la Vorágine… Para que la brújula se desorientara y sobre todo, se reorientara hacia una cultura compartida y crítica. Para que los pasos perdidos pudieran reencontrarse y no nos gane (definitivamente) la Violencia… La poesía fue la temperatura de lo cercano por comunal, por hoguera y abrazo. Calidez y resistencia, ejercicio veloz de lo que une… Inolvidable Surada 2017”.

**Edson Velandia

“Era mi primera visita a Europa. Fueron 30 días de correría, haciendo conciertos en París, Roterdam, Berlín, Viena y Barcelona. La última parada sería en Santander. Por iniciativa de Paco Gómez Nadal, viejo amigo con el que compartimos escenarios en Colombia hace más de una década, caí en la Surada poética, y ahí, luego de escuchar a los poetas invitados y a los estudiantes del taller de poesía, canté mi repertorio. Solo en la tercera canción caí en cuenta de algo que me quedará en el corazón para siempre. De los más de 20 años que tengo de andar cantando, este fue mi primer concierto ante un público en el que no había una sola persona colombiana. Lo noté porque sentía que no me entendían, que no reaccionaban a mis frases o a mis chistes o a mis sarcasmos. Descubrir que no había colombianos me motivó de otra manera, primero porque por fin, en todo el viaje, sentí que estaba lejos de casa, pues en las otras ciudades de Europa, o cuando en giras anteriores pasé por Brasil, siempre anduve con colombianos, no sentía la barrera idiomática, ni siquiera. ¿Pero sentir la barrera idiomática en España? ¿en una ciudad que se llama como se llama la región donde nací en Colombia? (¿o al contrario, mi región se llama como se llama la de España?), eso es inquietante; y segundo porque entonces debía encarar mi papel de juglar ahora sí de verdad. Allí sentí por primera vez que yo era un puente entre ese público y mi lugar de origen, que no había otro tan eficaz, porque aunque Paco conoce muy bien la Santander de Colombia, no estaba esa tarde allí para exponerlo. Yo si, y espero haber sido un buen narrador de mi realidad, haber sido emisario de un sonido y un lenguaje inédito para aquellas personas de un lugar con el que “compartimos” tantas cosas dolorosas, pero con el que nos emparentamos en otras tantas sublimes como la poesía, que si es de verdad poesía, es intraducible

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