Desde el colectivo La Vorágine hemos observado con perplejidad las broncas, propuestas, performances y postureos varios que prodigan alrededor del denominado como ‘sector cultural’. De la producción masiva de contenidos gratuitos para que nadie se ‘aburra’ durante el aislamiento forzado, hasta el negocio redondo de algunas de las llamadas como “industrias culturales” (Véase Netflix o FNAC…). También hemos escuchado las vagas y economicistas propuestas que se barajan desde el Gobierno central y el regional para “ayudar” al sector…
Estas son nuestras conclusiones tras asistir al ‘espectáculo’:
El colectivo de La Vorágine, ante la grave situación que vive el sector cultural por motivo de la suspensión del 100% de las actividades durante esta crisis, manifiesta lo siguiente:
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- Las asociaciones sin ánimo de lucro son el tejido comunitario fundamental sobre el que se tejen las redes de colaboración ciudadana y sobre el que se sostienen las prácticas del común. Son las formas de asociación no comerciales las que reflejan de mejor manera la vitalidad democrática de una sociedad.
- Tanto el Gobierno de Cantabria como el Gobierno de España han excluido a las asociaciones sin ánimo de lucro del sector cultural de cualquiera de los planes de ayuda a dicho sector, consolidando así una discriminación histórica en una sociedad economicista que prioriza las “industrias” a los tejidos comunitarios.
- Esta marginación no surge en la actual crisis, sino que vienen arrastrándose en las convocatorias y en las políticas públicas, obsesionadas con fomentar a los emprendedores (es decir, trabajadores autoexplotados) y en ‘monetarizar’ la cultura, midiendo su sentido exclusivamente en función de su conversión en visitantes, en el consumo que generan o en su espectacularidad con o sin sentido.
- Los planes anunciados se reducen a bonos o transferencias económicas condicionadas, más destinadas a pagar obligaciones tributarias o costos fijos de la actividad que a incentivar a un sector que sostiene la esencia de una comunidad y promueve una vida que vaya más allá de la economía.
- Constatamos, además, que en Cantabria, no se está abordando la situación de las creadoras y creadores individuales o colectivos que verán mermadas sus posibilidades de supervivencia que, antes de esta crisis, ya eran más que precarias.
- Consideramos que el Consejo Cántabro de Cultura no es un órgano de participación que represente la diversidad y pluralidad del tejido cultural, además de que su carácter no vinculante lo hace irrelevante a la hora de la definición de políticas públicas culturales.
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Ante esta discriminación evidente y el olvido habitual por parte del resto de actores del sector cultural (las autodenominadas industrias culturales, gremios organizados alrededor de la idea del comercio y las infraestructuras culturales ya ligadas a la economía de mercado), desde La Vorágine queremos proponer las siguientes medidas.
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- Que todo plan o iniciativa del sector cultural, contemple la división de sus esfuerzos y recursos en tres partes iguales que correspondan a los tres grandes sectores de la cultura: lo público, lo privado y lo comunitario-social. Este es el único camino para que la cultura sea entendida como bien común.
- Que se incluya el apoyo económico directo, anual y a fondo perdido a los espacios culturales sin ánimo de lucro que demuestren una actividad continuada y sostenida en el tiempo.
- Que se genere un catálogo de todos los recursos físicos públicos susceptibles de un uso cultural (auditorios, aulas, salas de ensayo, etcétera) y de sus tiempos ociosos para ponerlos a disposición de las asociaciones culturales sin ánimo de lucro sin coste alguno, evitando así las tasas encubiertas como pago por limpieza o seguridad. Además, se debe contemplar un plan de inversión en dicho espacios para que estén dotados con equipos básicos de calidad dado el estado precario en el que se encuentran muchos de ellos ahora.
- Que se articule, como ya lo ha hecho el gobierno del País Vasco, una transferencia económica mensual directa y sin contraprestaciones para las creadoras y creadores artísticos individuales o colectivos que viven de su trabajo artístico.
- La inclusión de las asociaciones culturales sin ánimo de lucro en todas las categorías de la próxima convocatoria de Subvenciones a la Acción Cultural del Gobierno Cántabro (producción y edición musical y audiovisual, edición de libros, realización de actividades y proyectos culturales, obras y giras en materia escénica y música y presencia en eventos fuera de Cantabria). Esta medida es urgente para acabar con la desigualdad de oportunidades actual.
- Articular un sistema de compra de libros para las bibliotecas que evite la competencia desleal de grandes grupos y potencie la compra de cercanía.
- Una alianza del Gobierno de Cantabria con algunos de los mayores municipios de la región para tener tres ferias del libro potentes en el territorio (dos fijas en Santander y Torrelavega y una itinerante en verano) con una inversión mínima, en cada una de ellas, de 100.000 euros y la participación de las asociaciones culturales que cuentan con librería y la obligación de que al menos el 25% de la programación cultural de dichos eventos sean contratados a asociaciones sin ánimo de lucro especializadas en la producción cultural.
- Articulación de un fondo económico para financiar la mejora de las infraestructuras profesionales disponibles en las asociaciones culturales con el apoyo a fondo perdido del 50% de las compras de infraestructura justificadas (iluminación, sonido, medios de transporte, equipos informáticos, etc…).
- Elaboración de un espacio en Internet con todos los recursos culturales disponibles en Cantabria, potenciando a las organizaciones sin ánimo de lucro con menos posibilidades de visibilizar sus acciones.
- Puesta en marcha de un fondo económico para la creación de sitios web de calidad de las ofertas culturales originadas en el tejido asociativo de la región.
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