Esta es una declaración que siempre será borrador. Algunas ideas de lo que no nos gusta y, por lo tanto, de lo que sí nos mueve. Esta es una declaración que tendremos que construir juntas, con todas las personas que se sumen a este proyecto o que participen de él. Estas son las primeras líneas de un largo texto sin punto final.
- No es tiempo de ’emprendedores’ sino de inventores. Inventores de alternativas, de formas de vida que no se basen en verbos como tener o ganar, sino en otros más necesarios como cooperar, compartir o sonreír.
- No es tiempo de crisis económica, sino de crisis de civilización, de esta que, tras 500 años de dominación, se desmorona en una huída hacia delante que amenaza a las mayorías. Las salidas las tenemos nosotrxs, la gente que somos gente, las personas conscientes de que juntas somos fuertes, de que cooperando ganamos más.
- No es tiempo para el reinado de tablets o gadgets si no sirven para reforzar los lazos humanos y las ideas, la creación y la provocación. Los adminículos son solo eso: cacharros inservibles en un mundo de individualidades enganchadas a un movimiento frenético de dedos washapeados.
- No es tiempo de machotes alfa ni de súpermujeres que reproduzcan a la “mujer función hombre”. Es tiempo de mujeres y hombres que se relacionan horizontalmente, de personas que se respetan, que disienten en paz y que se aman en el conflicto.
- No es tiempo de turbios antidisturbios sino de lectores y lectoras ávidas, buscando preguntas para ir construyendo sus propias respuestas.
Necesitamos antídotos contra la estupidez y remedios contra el aislamiento. Los espacios plurales ayudan a lo segundo, la cultura crítica es la medicina natural contra lo primero.
Creemos en los apellidos. Porque, aunque todas tengan valor, no todas las cultura nos valen, ni todas las democracias ni todas las ideas ni todas las propuestas. Les ponemos apellidos porque son éstos los que nos definen, los que hablan de nuestro origen, de nuestros recorridos. Cultura critica, democracia popular, ideas alternas, propuestas comunes…
La cultura crítica dice NO a la cultura hegemónica que logra que veamos como natural la explotación del otro, las injusticias, el exterminio de la vida, la desigualdad, la violencia estructural, la mala educación, la ‘mala magia’ impuesta desde las instituciones religiosas, el virus de la acumulación… ni es natural, ni es bueno ni es sano. Por eso, al decir que NO a esa cultura nos afirmamos en la cultura de la cooperación mutua, de las salidas comunes, de la economía social, de la libre comunicación, de la emancipación como principio pedagógico, del respeto e integración con el ambiente del que respiramos, bebemos y nos alimentamos, del amor sin dominación, de las estructuras despatriarcalizadas, de un nuevo planeta sin colonialismos…
La Vorágine es plural y abierta, pero cierra sus puertas al más de lo mismo, al ya-nos-sabemos-el-cuento-de-caperucita… En nuestras propuestas no hay reyes ni princesas, amos ni siervos… hay hombres y mujeres libres, niñas y niños creativos, trabajadoras y trabajadores dignos y emancipados, personas mayores sabias y útiles al resto de la sociedad…