¿Quién sostiene la ‘retaguardia’?

Son pocas las oportunidades para frenar y reflexionar. Son muy pocas las veces en que las personas activistas, militantes, engarzadas en procesos colectivos se permiten hacerse preguntas relativas a los cuidados, a las vidas ‘privadas’ –o ‘privatizadas’- que hemos sacado de la esfera de lo político.

Por eso son tan importantes encuentros como el que este jueves 9 de noviembre se ha producido en La Vorágine con Carolina León, la autora de Trincheras permanentes (Pepitas de Calabaza, 2017), la rareza a caballo entre el ensayo, el reportaje y la autobiografía en la que se desentrañan las intersecciones entre la política y los cuidados. Pudimos escuchar y compartir, hablar y pensar sobre la (s) manera (s) de compatibilizar “la vida y eso de cambiar el mundo”.

“Siempre se habla de lo épico, de lo público, del papel de activistas y gente que está en la política pero ocultando el relato de la ‘retaguardia’”, planteaba Carolina León al preguntarse dónde están los hijos a los que hay que cuidar, las personas mayores que necesitan de nuestro apoyo, las emociones… La política mostrada como en la distopía: una esfera aislada, separada de la vida y de los cuerpos. O, visto de otra manera: los relatos épicos están en el frente de batalla, pero es en la retaguardia donde se sanan cuerpos tangibles, se salvan vidas o se comparten anhelos.

Digamos que el feminismo contemporáneo, “tras 4 o 5 décadas luchando para recuperar los espacios usurpados a la mujer”, comienza a tratar el tema de los cuidados, especialmente desde las economistas feministas los revalorizan en esa nueva lectura crítica sobre la mujer y la economía. Digamos que hoy es más fácil escuchar el lema “Pongamos los cuidados en el centro”. Pero León, tras hacer decenas de entrevistas con hombres y mujeres movilizados en lo común, cree que hay un riesgo real de que el lema se quede en eso: en lema. Ese riesgo tiene un ADN político y es que “el feminismo que nos ha liberado en muchos sentidos también nos ha hablado de un individuo autónomo, independiente, que se parece mucho al que nos ha vendido el capitalismo”.

Carolina León estuvo acompañada por compañeras de la colectiva feminista cántabra La Ruda y el debate fue fértil… ¿Qué fue antes… la desconexión de los cuidados de la esfera visible o el capitalismo?, ¿por qué en los movimientos de personas más vulnerables se atiende con más atención esa esfera ya-no-tan-privada de los cuidados?, ¿cómo acabar con la cantinela de “a la asamblea se viene llorado” de las izquierdas tradicionales europeas?, ¿no es el patriarcado el que soporta toda estructura que privatiza y aísla los cuidados?, ¿cuál es el riesgo de la “revalorización” de la crianza con apego para unas mujeres que vuelven a salir de lo visible para concentrarse en los cuidados?, ¿por qué se habla tanto de la crianza y de los cuidados de los niños y niñas y tan poco de los cuidados de la gente mayor?, ¿hemos aprendido algo?, ¿cuáles son las construcciones posibles en este imposible casi distópico?

Pues nada… a leer Trincheras permanentes, no sólo abre unos cuantos interrogantes de esos de bulto, sino que se trata de un texto sin complejos ni petulancia… un texto que habla de nosotras y de nuestras contradicciones.

 

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