Si una cosa ha quedado clara durante la intervención de Xavier Domènech (Hegemonías. Crisis, movimientos de resistencia y procesos políticos. Akal) en La Vorágine es que una cosa acceder al ejercicio del poder y otra es cambiar las hegemonías. “Una de las paradojas es que el neoliberalismo se instala en Europa durante los años de mayor presencia en los gobiernos de la socialdemocracia”, señalaba Doménech. En ese momento ya estaba consolidada la hegemonía neoliberal… nadie ni nada le llevaría la contraria.
Durante su intervención en la Escuelita de (des)Aprendizaje Político en la sesión sobre Hegemonías y Resistencias. Durante hora y media, el historiador catalán ha desgranado con detalle cómo se instaló la hegemonía neoliberal para enterrar el “pacto social postguerra” [II Guerra Mundial] del keynesianismo y del Estado del Bienestar.
“Ese pacto social es hegemónico y ni siquiera la derecha podía contradecirlo hasta finales de los años 60 y principios de los 70”. Un pacto que el capital aceptó a cambio de varias condiciones, entre las que destaca el ‘respeto’ a la propiedad privada y al encadenamiento de las subidas salariales a la tasa de productividad.
Pero en el tránsito de los 60 a los 70 del siglo pasado se producen crecimientos salariales que adelgazan la tasa de ganancia del capital y eso provoca una reacción que es la que abre la puerta a la hegemonía neoliberal. Es reacción, según Xavier, se manifiesta de tres maneras: se pasa del fordismo al postfordismo (fragmentación de la cadena de producción industrial y deslocalización); las economías se mundializan y ya no dependen de sí, y la financiarización de la economía (la economía de especulación basada en el dinero ‘virtual’).
Ese es el momento de cambio hegemónico en Occidente que articulan en la práctica política Margaret Thatcher, activando una guerra directa de clases en “la zona cero de la lucha de clases”, y Ronald Reagan, en estados Unidos.
El 15 M y el momento actual
Xavier Domènech ha analizado lo que significó el 15 M y la ola de protestas masivas en el estado español. “Un movimiento que sería más la expresión de una crisis de hegemonía que el síntoma de una construcción de una nueva hegemonía”.
El historiador catalán cree que no hay alternativas reales al sistema hegemónico, pero no puede llevar a nadie a concluir que el mismo no tiene graves problemas: “Una cosa es que el sistema esté en crisis y otra cosa es que tengamos alternativas sistémicas”.
Ante la profunda crisis actual en el Estado español, el sistema sólo responde con dos argumentos: “no hay alternativa a nosotros” y el miedo. “Ningún sistema político se mantiene mucho tiempo basándose en eso”, adelantaba Domènech.
En el encuentro se repasó las tres respuestas de los movimientos emancipatorios durante la primera gran crisis del capitalismo a finales del siglo XIX: la desconexión del sistema, montando espacios propios dentro de la hegemonía (cimarrones, falasterios, cooperativismo, okupaciones, etc…); el ‘asalto a los cielos’ (en la lógica de Blanqui y La Comuna de París), y la organización de masas (construcción del sujeto colectivo organizado). Ahora, si bien se encuentran expresiones y formas de reacción enmarcables en estas tres categorías… el debate es diferente.
De hecho, durante la segunda parte de esta jornada de a Escuelita el debate se centró en el planteamiento de formaciones como Podemos y su lógica de luchar contra la hegemonía desde dentro, resignificando sus propios valores.
El próximo 11 de abril, durante la jornada de reflexión de la Escuelita, tendremos oportunidad de discutirlo a fondo partiendo, quizá, de la pregunta abierta de una de las personas participantes: “¿Realmente estamos seguras de que la hegemonía está en crisis?”. Barra abierta para las ideas, las dudas y las diferentes aproximaciones.