Gustavo García Herrero tiene claro que, “técnicamente”, hemos salido de la crisis. Pero nada volverá a ser igual. Se ha producido una “mutación social” tras una crisis que “no era coyuntural, sino que ha sido más dramática por la situación estructural y que ha dejado un nuevo ADN que es monstruoso”. “Ha cambiado el ADN de la sociedad y esta crisis y las políticas que se vienen aplicando en España desde mucho antes que empezara nos dejan una sociedad más pobre, más precaria y más desigual”.
García, miembro de la crítica Asociación Estatal de Directoras y Gerentes en Asuntos Sociales, intervino ayer viernes en La Vorágine, a invitación del colectivo cántabro Manifestaos por los Servicios Sociales. En una par de horas desgranó la situación dramática en la que se encuentran muchas personas en el país y el desmonte de las garantías democráticas para el ejercicio de los derechos básicos.
“La nueva sociedad es diferente. Ahora hay más pobreza, tenemos 6 millones de personas en pobreza severa y 14 millones en pobreza relativa. Esos números son escandalosos. Con tanto que ha mejorado el PIB, hay más de 700 mil familias sin ingresos”. El segundo rasgo de este modelo generador de dolor es la precariedad, en la que vive “cerca de la mitad de la población. La gente ya se conforma con un salario de mierda de 700 euros y tiene miedo, mucho miedo. Y es que la vulnerabilidad genera miedo. Por eso insisto en que la precariedad no es revolucionaria, es profundamente conservadora”.
Gustavo García conversó con unas 35 personas, entre las que había muchas trabajadoras de lo social, y les recordó que los servicios sociales no pueden ser un asunto de caridad, ni tan siquiera de solidaridad: forman parte de la garantía de los derechos de la ciudadanía. “Yo no quiero unos servicios sociales para segregar a los pobres o a los que les ha ido mal; quiero unos servicios sociales universales que se complementen con los otros servicios públicos (educación, salud, etcétera), sin segregar”.
En la charla fue muy contundente al explicar que la desigualdad que se vive con especial intensidad en España no es fruto de la crisis, sino de las políticas públicas “aplicadas desde antes por gobiernos del PP y del PSOE”. Por eso, la solución pasa por cambiar las políticas.
Tal y como señaló la Asociación estatal de Directores y Gerentes en Asuntos Sociales en su Informe sobre el Estado Social de la Nación 2015, las tres políticas sobre las que hay que incidir son: las que regulan (o han desrregulado) el mercado laboral, la fiscalidad y la protección social.
“En España se decidió atacar la crisis deteriorando las condiciones laborales de los trabajadores, rebajando los impuestos que gravan las rentas más altas y facilitándoles un entramado de exenciones y desgravaciones, y demoliendo el sistema de protección social (sanidad, educación, garantía de ingresos y servicios sociales)”. Así explica la agresión a la ciudadanía realizada por el poder en las últimas administraciones y que ha dejado esta nueva –y profundamente excluyente- sociedad.
