(Dibujo de José Luis Cuevas)
(I) Viernes 20 de marzo
Esta vez quiero obedecer. Oigo al presidente y a la alcaldesa decir que tenemos que cuidar a los viejos. Miro para un lado, miro para el otro, y al único viejo que veo soy yo. Me resulta un poco extraño tratarme como si fuera el abuelo de mí mismo.
Sábado 21 de marzo. Me animo a asomar la nariz a la puerta. Lo hago para ver cómo transcurre el silencio callejero sin la batahola humana, y ¿qué veo? Detrás del drago que sembré hace muchos años en la esquina, el hirsuto ladrón de barrio que vive medrando para dejar algún cuello sin collar, se ve desconsolado. Me camuflo entre la fronda del jardín y sigo sus movimientos. Veo que mete con sigilo una mano nerviosa en su propio bolsillo. Para no perder la costumbre creo que quiere robarse a sí mismo.