Moloch y el coronavirus

Moloch* y el coronavirus


Alberto Muñoz

Economista


Las reacciones a la crisis generada por el coronavirus tienen poco en cuenta las lógicas internas del Capital. Éste no responde a principios relacionados con el cuidado de la vida, sino con la brújula de la tasa de ganancia, o simplemente ganancias para los legos. Hay que entender esas lógicas para no pecar de ingenuidad o para no interpelar a un “nuevo mundo” basado en el deseo. Una vez más, ante la crisis, es el Estado el que pone a funcionar la máquina de hacer dinero para compensar las “pérdidas” que le supone al Capital este parón económico necesario en esta nueva “guerra” contra “el enemigo invisible”. Moloch no admite sacrificios simbólicos, sino que apuesta por la materia misma, por lo más puro.

A | Moloch y las mercancías

Lo que resulta desconcertante para el Capital en estos momentos es que tengan que pagar por la mercancía fuerza de trabajo -léase obrero-, sin que este último produzca plusvalía, es decir: sin que trabaje.

Donald Trump lo repite verbalmente en sus ruedas de prensa: “Nunca antes en la historia de la humanidad habíamos vivido un tiempo donde a la gente se le pague por no trabajar”. Efectivamente, es desconcertante. El capital se ha negado históricamente a pagar salarios decentes. Se ha negado a pagar la reproducción de esta fuerza de trabajo que recae en el trabajo-familia (cuidados) y es trabajo no pago; se ha negado, por ejemplo, a reconocer las licencias maternales de forma adecuada a su importancia. ¿Por qué pagarle a una mujer que lo “único” que hacer es reproducir al obrero que luego se presenta ante el capitalista a suplicar por un trabajo? Al Capital ese obrero le resulto gratis: llega ya educado, posiblemente sano, ya adulto y sin apego.

Lo que vivimos es algo parecido a una “licencia maternal universal y obligatoria por dos o tres meses y paga”. Vale decir que es paga por el Estado y no por el Capitalista individual. Es decir, que una vez más no funciona el mito del libre mercado que se autorregula, sino que ante la crisis es “necesario” que el Estado asuma el costo del sacrificio, aunque un día antes los capitalistas renegaban de este mismo estado ahora salvífico.

Hay otras “disrupciones” en el mundo de las mercancías como las famosas “cadenas de suministros” en tiempos mínimos y globalizadas. Parecería que en productos ‘esenciales’ como un iPhone se comience a producir localmente y no globalmente. Los respiradores (no son considerados tan ‘esenciales’) seguirán produciéndose en China.

B| Moloch y el dinero

La gente común también está desconcertada frente a los millones de millones de los que disponen los bancos centrales en un día. En EEUU ya van mas de 6 millones de millones creados de la nada, simplemente con la bendición del Congreso. Donald Trump, en rueda de prensa, prometió un millón de millones adicional para arreglar la infraestructura de su país. No sabemos si incluye el Muro, ese que ayudaría mucho a México a no infectarse del virus norteño. El dinero no son los billetes que usamos, esta cantidad es insignificante en el dinero total que circula. El dinero moderno se crea como deuda electrónica por los bancos centrales y se crea simplemente como una entrada en su balance. Los bancos privados crean dinero de la misma forma electrónica cuando otorgan un préstamo(Teoría Moderna Monetaria).Todo este dinero creado aparece como una línea en los Activos (ítem H.4.1) del Balance de la Reserva Federal: como una cuenta por cobrar. Posteriormente, el gobierno central decide cómo pagar esa deuda que tiene con su mismo banco central. Pero no hay ninguna prisa. Es como si el ministro de Salud tuviese una deuda pública con el ministro de Economía.

Y hay discrecionalidad completa; es decir, en el futuro, el gobierno central decide si pagar poco a poco -o nunca- esa deuda.

En Japón, por ejemplo, han decidido no pagarla nunca. La deuda pública del gobierno Japonés frente a su banco central supone un 237% de la producción total del país(CIA, 2020 dato de est. 2017). Lo que recomienda el Fondo Monetario Internacional (FMI) es que no pase del 40% de la producción total. Pero con los países del centro-norte global no se meten. Pero algunos gobiernos, por lo general Demócratas, creen que esta deuda se debe pagar, y… sí, ya sabemos de donde salen los fondos: de los impuestos al obrero y lo denominan como: “Austeridad, ajustarse el cinturón”. Pero no es necesario pagar, como lo vemos en los gobiernos Republicanos que, desde Dick Chenney (2001-2009), tienen un nuevo lema que es cierto: “El déficit (léase deuda pública) no importa”. Han creado dinero sin límites para guerras y ahora lo hacen para la “guerra contra el enemigo invisible”.

En este momento, el Estado ha creado dinero de la nada para hacer el pago de esa “licencia maternal universal y obligatoria” por dos o tres meses.

C | Moloch y el Capital

Muchos comentaristas están también desconcertados frente a esta pandemia, que no es una guerra. El principio fundante del capital no es la vida, es alcanzar las mayores ganancias (para ser precisos: la mayor tasa de ganancia) posibles a costa de las únicas dos fuentes de riqueza de este mundo: el trabajo y la naturaleza. El coronavirus no va a cambiar esta racionalidad del Capital. Leemos muchos escritos que reconocen esta realidad y se espera que cambie esta relación, por lo menos con la naturaleza, para “mitigar”, palabra de moda, los daños que se perciben con el cambio climático. No se propone ninguna medida de mitigación respecto al trabajo, aunque haya muchas: aumentar los salarios, renta básica universal, licencias maternales, guardería gratis… en fin, la lista es ilimitada. Esto es pensar con el deseo. Olvidemos por favor el concepto de solidaridad, redistribución de la riqueza o capitalismo más humano.


* Wiki: Moloch: “Generalmente, Moloch es representado como una figura humana con cabeza de carnero o becerro, sentado en un trono y con una corona(virus) u otro distintivo de realeza, como un báculo. Según la historiografía clásica y de siglo XIX, los sacrificios preferidos por Moloch eran los niños (véase rito molk), especialmente los bebés, por ser los seres más impregnados de materia”.

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