Después de un mes de intenso trabajo… La Vorágine ha pasado de ser un proyecto a ser un proceso. Hoy hemos abierto el espacio y, con él, la red compleja de complicidades que debe dar forma a la (s) alternativa (s) con las que trabajar un nuevo orden social, un nuevo modelo en el que las personas vuelvan a ser el centro y comunidad, la palabra imprescindible.
La inauguración ha sido un éxito por muchas razones. Una por la cantidad de gente, sin duda (no creemos que menos de 100), pero fundamentalmente por la calidad de gente y por la energía de todas y todos. Para que sea posible, la fuerza y la sensibilidad de la compañía del Café de las Artes, y la colaboración de decenas de amigos y amigas, de compañeros y compañeras, de ese tejido sutil de hermandad en el que nos sentimos tan bien.
Hoy hemos recordado a Ricardo y a Alvaro, los compas que han dejado horas y horas en la elaboración del mobiliario y en el arreglo de cuanto entuerto nos hemos ido encontrando; a Amador con sus imprescindibles arreglos eléctricos y el proyecto que él y Soraya nos han prestado; a Pilar y sus cortinas; a Modesto y las sillas que ya tiene nueva vida; a Varo, María y Ariadna y su incontenible energía constructiva de complicidades; a Peña y el hermoso mural que está poblándose de vegetaciones infinitas… Bueno y a otro montón de gente que no cabe en el espacio limitado de la red sin límite.
Nos han encantado las intervenciones de Guillermo Balbona (El Diario Montañés) y de Marcos Díez (Fundación Santander Creativa). El último leyendo (e invocando, de algún modo) a Federico García Lorca en su discurso en la inauguración de la biblioteca de Fuente Vaqueros: “¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor’, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras”.
Balbona, con un beve texto potente en el que ha puesto la desobediencia, la libertad de la palabra y la dignidad en primer término: aquí va su versión íntegra:
“Necesitamos espacios cómplices y reconocibles. Territorios donde defender la pasión amenazada, la libertad amordazada, donde imaginar sea un estado natural y salvaje.
Y La Vorágine es eso y más. Si nos quedamos en lo físico es un espacio pequeño, casi familiar, coqueto, con vocación de refugio y reserva de autenticidad, pero sobre todo es una geografía: la de los libros, la de la palabra crítica.
En mi caso, de Poe a Sabato, de Kundera a Calvino, de Capote a García Márquez, de Cernuda a Walt Witman, de Virginia Woolf a Pessoa….las voces, sus palabras, los libros me han hecho buscador del asombro, criatura inconformista y, por encima de todo, material para la combustión critica. Lo escribió Calvino: “Ser capaz de poner continuamente en tela de juicio tus propias opiniones es, para mí, la condición previa de toda inteligencia”.
Voragine // Remolino de gran fuerza e intensidad que se forma en el agua de un mar, río o lago por la acción del viento o las corrientes.
Y ese efecto nos honra frente a la pasividad.
// Aglomeración o encadenamiento de personas, sucesos o cosas que se amontonan confusamente.
Y la confusión nos permite reinventarnos y hacer frente a la crisis.
// Mezcla de sentimientos muy intensos que se manifiestan de forma desenfrenada y que arrastran y enajenan a una persona.
Y de la enajenación nace la locura de vivir al margen y frente a…
Lo decía ayer mismo el poeta Caballero Bonald… versos contra el exceso de poder, poesía contra los desahucios de la razón y, añado, una vorágine de pasión.
La Vorágine nace hoy como un lugar en el mundo para la memoria y la dignidad, para no perder la cabeza en un mundo asediado y, desde aquí, follarnos al poder y desobedecer, desobedecer hasta llevarnos la contraria dejándonos llevar por la vorágine máxima: la de la libertad de una palabra certera, de un verso libre, de una geografía interminable”.
Pues eso, que desde mañana dá 25 de abril estamos abiertos de par en par… para todxs, para todo (lo crítico).