La “participación” es uno de los términos más desgastados en los últimos tiempos de aparentes cambios (quizá para que nada cambie). Y en una sociedad donde “la cultura de la participación no ha existido nunca” –como afirmó ayer alguien en La Vorágine- cuando las personas se animan a intervenir es importante que alguien escuche, tome nota y actúe en consecuencia.
Ayer dimos un pequeño paso. Marcos Díez, director de la Fundación Santander Creativa (FSC), no sólo estuvo dispuesto a participar en un debate abierto sobre el Plan Director de Cultura -que FSC elabora para el Ayuntamiento de la ciudad-, sino que escuchó atentamente las intervenciones que se sucedieron durante casi dos horas y tomó nota. Cuando el Plan esté terminado en mayo de 2016 quien deberá abrir los oídos y actuar en consecuencia es el alcalde de la ciudad, Iñigo de la Serna, poco acostumbrado a la participación que no sea virtual.
De momento, este miércoles 21 de octubre se vivió una buena jornada de intercambio con la participación de 68 personas entre las que se contaban artistas, gestores culturales, miembros de asociaciones y colectivos y ciudadanas y ciudadanos con interés en el Plan Director de Cultura que ahora se elabora.
Díez explicó el sentido del plan y del informe preliminar que ahora ya se puede consultar en la web de la FSC. “El documento nos debe servir para identificar las carencias y las oportunidades que hay en Santander a nivel cultural y todo este proceso, que acaba el próximo mayo, nos debe servir para sentar las bases de un debate intenso”. El Plan Director lo está elaborando la FSC, “que no es una consultora especializada, que cuenta con tres personas que tienen otras obligaciones y que forma parte del mismo tejido cultural que analiza. Eso es malo y es bueno”. También explicó Díez que él asume este trabajo con un “sano escepticismo”. Desde un realismo optimista, aseguró: “Un Plan como este puede servir para mejorar la cultura en la ciudad, también para legitimar lo que ya hay o lo que se ha planeado desde la administración o puede ser un buen Plan y que los políticos no escuchen”.
A partir de las explicaciones del director de la FSC, y dando por hecho que las personas asistentes habían leído el informe preliminar, se abrió el debate. Se dieron muchas opiniones, críticas al modelo actual de gestión de la cultura por parte del Ayuntamiento y al vaciamiento de contenido cultural de los espacios públicos (centros cívicos y centros culturales…), pero aquí resumimos lo que fueron algunos de los aportes para esta fase de rectificación y/o ampliación del informe:
- Definir el término cultura (ya que se siente una confusión entre cultura, entretenimiento, fiestas, etc…). Se propone un debate sociológico-antropológico serio.
- Definir el término institución (¿sólo lo público, en qué se diferencia una privada del tejido independiente?) y separar en el informe según el tipo de organización porque si no se dan unas asimetrías que generan ruido.
- No analizar sólo la oferta, sino analizar la demanda cultural de la ciudadanía
- Hacer un alto y recobrar la elaboración del informe en un proceso mucho más participativo.
- En lugar de hacer un plan director, hacer un plan estratégico.
- Más allá de los proyectos con Bilbao, fomentar el eje Santander-Torrelavega. También se pidió que el Plan piense en los municipios del arco de la Bahía como el entorno de intervención y coordinación.
- Estudiar la excesiva centralización de la oferta cultural y cómo los barrios más periféricos quedan fuera.
- Evaluar el efecto que ha tenido el vaciamiento de la concejalía de Cultura, que ‘terceriza’ casi toda su gestión.
- Hacer una evaluación del efecto de las inversiones públicas en “cultura” para ver su resultado.
- Incluir el Diseño Gráfico como sector ‘cultura’.
- Revisar el informe de arriba a abajo porque tiene muchos errores conceptuales (definición e inventario de patrimonio, etcétera).
- Incluir el tema de rendición de cuentas de las instituciones públicas culturales y de todas aquellas que reciben fondos públicos
- En las líneas de acción proponer políticas públicas claras que no dependan del partido en el gobierno municipal.
- Definir los modelos de gestión de las instalaciones públicas.
- Mejorar la divulgación de la actividad cultural: análisis crítico del periodismo cultural en la ciudad.
- Incluir en el informe y en el Plan la relación con el sector educativo.
- Evaluar los espacios y oportunidades que hay para los más jóvenes que quieren ser creadores y que en la ciudad no encuentran opciones (referencia reiterada a la “sangría constante de gente pensante”).
- En las propuestas es clave que los centros cívicos o los centros culturales (en general la infraestructura cultural) cuente con dirección y con proyecto, más allá de mantenerlas abiertas.