El 30 de mayo cerraremos el primer ciclo de la Escuelita de (des) Aprendizaje Político de La Vorágine. Vamos a aplazar la última sesión, prevista inicialmente para junio, hasta septiembre ya que el ponente de la sesión de provocación (Jorge Riechmann) tiene compromisos inaplazables que hacen imposible su viaje a Cantabria en esos días. Esa sesión sobre Ecología Política ya está confirmada para el sábado 12 de septiembre.
La próxima cita es el 30 de mayo, cuando compartiremos tiempo e ideas con Julia Suárez Krabbe, profesora de la Universidad de Rosilde de Dinamarca, especialista en decolonialidad y que ha analizado diferentes temas relacionados con el racismo y su relación con los derechos humanos, el desarrollo, la ciudadanía o los movimientos sociales. Todo un lujo para La Vorágine y para la Escuelita porque nos abrirá ventanas a un pensamiento contrahegemónico con poco espacio en Europa.
Nos escribe Julia que “la historia – y no sólo la de América Latina – por lo general se ha descrito desde una posición específica en las relaciones de poder mundiales donde el paso del tiempo se concibe como una línea recta que pasa desde lo primitivo hasta lo moderno. Esa línea no es sólo recta, es blanca –como la forma de pensar de aquellos que, a partir de la conquista de las Américas, se autodeclararon como principio y fin de la historia, como el centro del mundo, y como los únicos seres vivos que tienen la facultad de pensar racionalmente, de producir conocimiento válido, y de definir lo político – tanto en términos de qué clase de utopías son válidas, como qué clase de luchas se pueden hacer. Como veremos, estos asuntos van históricamente ligados a las prácticas de derechos (humanos). El color blanco aquí se refiere a una postura muy específica que es el resultado de un largo proceso de colonización que no ha terminado. Es la postura que se nos inculca desde el colegio – y aquí quiero anotar que sí, yo fui formada en colegios colombianos – pero igual no importa dónde nos encontramos: Es una postura ampliamente divulgada que, sin embargo, no tiene sentido si pensamos bien las cosas. Porque si las pensamos bien, nos damos cuenta de que esa misma postura hace que la mayoría de los pueblos del planeta desaparecemos de la historia. Es más, hemos creído y en gran medida seguimos creyendo tanto en esa línea recta y blanca que no nos hemos imaginado proyectos políticos y sociales más allá de aquello que se nos ha dictado a través de esa visión. Es decir que no nos hemos despegado de la colonialidad. Esta jornada [en la Escuelita] básicamente dará sustento a lo anterior”.
Será un cierre a un intenso semestre en el que hemos buceado en el marxismo con Manolo Corbera y Alberto Muñoz, nos hemos aproximado al concepto de Fascismo de Baja Intensidad con Antonio Méndez Rubio o hemos entendido mejor cómo se conjugan las hegemonías y las resistencias a estas con Xavier Domènech.