(I) Dejadme correr, dejadme
(I) Dejadme correr, dejadme Trabajo en un hospital chejoviano. Tiene pabellones de dos pisos diseminados por un jardín con senderos que se bifurcan. Cuando llego y aparco, nieva copiosamente. Mi imaginación calenturienta me dice que estoy en Rusia, en el siglo XIX y que hoy visitaré el pabellón nº 6, título...