Qué mejor momento para reflexionar que a una semana del simulacro democrático. Por eso compartimos con todas vosotras la relatoría-reflexión de nuestra compañera Carmen Alquegui tras asistir al seminario realizado en Madrid hace unos días con el impulso de la Fundación de los Comunes. A este provocador encuentro asistimos tres personas del colectivo de La Vorágine y esperamos que más gente de Cantabria se vaya sumando a estos procesos de reflexión-acción. De momento, aquí hay combustible de sobra para darle a la cabeza y construir alternativas retadoras. Que lo disfrutéis.
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“Madrid tiene de todo” o esa es la impresión que te traes para el norte tras participar en un espacio de construcción de alternativas como el que tuvo lugar entre el 8 y el 10 de mayo organizado por la Fundación de los Comunes. Lo que prometía unas jornadas con ponencias potentes se convirtió en un listado de planes de corto plazo para quiénes están confluyendo en las diferentes propuestas municipalistas del estado, y de largo plazo para quiénes confían en transformaciones radicales de las formas de representación y participación política.
La diferencia en la política (viernes tarde)
Y desde el viernes entraron al lío sin conceder demasiadas licencias a los errores que desencadenaron la crisis de la política y si a las nuevas formas de organización, comunicación o participación que pueden marcar la diferencia. Montse Galcerán, catedrática de Filosofía, empezó por situar el problema “No hay un vínculo de representación con los/as políticos/as. Hay una diferencia clara con la ciudadanía”. Apuntó a que hay un vínculo artificial, en función de la construcción de personajes que hacen los medios de comunicación antes de unas elecciones. No nos representan, porque no son representantes y por eso se vuelve necesaria una transformación de esos roles, dejando paso a funciones de delegación. Esto puede permitirnos mantener nuestra agencia, nuestra capacidad de hablar nosotras mismas para no tener que seguir esgrimiendo el “No nos representan”. Este cambio de perspectiva generaría un Vínculo de acción común.
Alisa del Re, profesora de ciencias políticas de la Universidad de Padua, cree que la crisis del vínculo social se deriva de una desaparición de los cuerpos del espacio político. Por eso los modelos “Contra” (ej, contra el tren de alta velocidad), se proponen construir modelos alternativos al que tenemos exponiendo y poniendo sobre el tablero nuevamente la importancia de los cuerpos. Fue la primera en apuntar algunas ideas que se repitieron durante los tres días del seminario; que el feminismo no lucha sólo por el bienestar de las mujeres, sino que busca una transformación de la sociedad y que la participación de mujeres en política no garantiza una representación de las mujeres. También marcó el inicio de uno de los debates principales del seminario, que en este momento el cuerpo de las mujeres es un espacio de No libertad, que es importante privilegiar las vidas con respecto a las mercancías, y que hay que dar el espacio justo a la palabra VIDA.
Y de la teoría a la práctica en el ámbito de la comunicación, Ybelice Briceño, socióloga, profesora y activista venezolana ilustró con el ejemplo de Ávila Tv la apuesta por que sean los propios agentes sociales quiénes incidan mostrando su realidad y apropiándose de un espacio que les vetaba la participación como es el televisivo. Esta experiencia comunicativa pública surgió en Venezuela para dar voz a jóvenes de barrios empobrecidos que hasta ese momento sólo podían aspirar a ser imágenes estigmatizadas (delincuentes, ignorantes) o directamente no existir para los medios. Sin embargo, la representación de esas subalteridades provocó que se dispararan otros dispositivos opresión o exclusión (mujeres o sexualidades disidentes). Sujetos que de inicio se consideraban transgresores (por su falta de visibilidad previa en televisión) llegaron a perpetuar el orden heteropatriarcal desde el momento que se normalizan sus actuaciones en el medio público.
El intento de responder a las preguntas planteadas para este bloque como los desafíos del empoderamiento colectivo al marco actual, formas de quebrar la comunicación y la comunicación política que nos desborda ahora y como construir estructuras políticas con la suficiente solidez para instalarse en el panorama institucional, fueron abordadas también por otras voces que apuntaron a una transmisión de los conocimientos cercana y con un lenguaje accesible para todo el mundo, una apuesta por desaprender, una encarnación y exteriorización de los efectos que los procesos de confluencia están provocando en la gente, una verdadera transformación del sistema desde el feminismo y sobre todo que la participación en política sea un acto placentero y no un continuo sufrimiento.
Políticas al servicio de la vida (sábado mañana)
Sábado por la mañana, pongamos la vida en el centro, concretemos qué supone esto, hablemos de medidas concretas si apostamos por el buen vivir o si la Renta Básica puede ser una aliada para esos planes de economía al servicio de la vida.
Judith Flores contextualiza su ponencia en los últimos 8 años de “Revolución ciudadana” en Ecuador. Es importante que no nos confundan los términos, porque esa apropiación de la palabra revolución por parte del Gobierno de Rafael Correa ha sido en realidad una modernización del capitalismo en el país. La Constitución que reconoce el trabajo reproductivo como productivo, y que da un lugar prioritario a los derechos de la Naturaleza, se choca de bruces con la legislación secundaria que se crea y aplica en el país (por ejemplo, la Ley de Minería, extractivismo en el Yasuní, leyes para el servicio doméstico que no integran a todos los actores). Una nueva matriz energética, capital financiero que entra arrasando, plantean varias cuestiones como si se está viviendo una reforma o una verdadera revolución y que tipo de economía es la que se quiere. Desde los movimientos sociales hacen una apuesta clara por la economía para la vida que integre un nuevo pacto social y un pacto sexual, pensando en otras formas de poder no patriarcal y no colonial. El buen vivir habla de pensar en quién recibirá la riqueza pero, sobre todo, qué riqueza.
Y si queremos dar el salto hacia una verdadera transformación es importante interrelacionar los marcos conceptuales con las praxis sociales, según el criterio de David Casasas (y probablemente de todas las asistentes). Debemos “creernos con el derecho a ser dueñas de nosotras mismas”. Y para eso es importante ir dando pasitos. Por ejemplo, utilizar los “nuevos” conceptos como buen vivir o buen gobierno como valores que den más sentido a las políticas. Y recalcó que tal vez estos conceptos nos suenen nuevos pero las experiencias que encierran tienen que ver con formas de participación que hemos vivido a lo largo de nuestra historia y que nos interesa recuperar. Lo siguiente es tomar conciencia de que, quiénes mandan se han apropiado de términos que son nuestros, como democracia o libertad. Seremos más poderosas si redefinimos políticamente esos términos. Y en la desposesión originaria está la imposición del mercado de trabajo como necesidad (sin alternativa), generando así lo que él denomina como la Bestia Empleocéntrica. No cuestionamos la centralidad del mercado de trabajo y nos convertimos en “gallos de veleta a la caza de lo que nos echen”. Casasas cree que la gente está levantando la voz para decir la vida que quiere vivir y suelta una bomba; la flexibilidad actual del mercado laboral ¿es algo positivo o negativo? Obviamente la precariedad es negativa, pero ¿cómo interpretamos los nuevos usos del tiempo, la variedad de las actividades que desempeñamos? “Para pensar vidas alternativas necesitamos estar empoderadas” y se vuelven necesarios los recursos que nos equipen para mirarnos a los ojos y a partir de ahí construir libertad para decidir cuándo queremos estar solas, con otras, qué mercantilizar, que desmercantilizar…
Amaia Pérez Orozco optó dejarnos una colección de preguntas con sus posibles respuestas sobre las formas de hacer política que debemos asumir para “vivir una vida que merezca la pena ser vivida”. La situación, vivimos en un sistema biocida pero que ya está en periodo de tránsito. La cuestión es ¿hacia dónde queremos que cambie? Su apuesta es por un debate politizado y democratizado, en términos de construir una utopía y un horizonte colectivo y desde el decrecimiento feminista. Y para ello podemos tomas dos tipos de medidas. Por un lado medidas de resistencia a la expansión del sistema capitalista, a las urgencias que puede suponer el neoextractivismo del fracking, a las privatizaciones de la sanidad, a los nuevos nichos de mercado que tienen que ver con los cuerpos como los vientres de alquiler… Por otro lado, las que suponen mayor esfuerzo son las medidas de transición hacia el nuevo modelo y las preguntas que Amaia plantea (voy a dejarlas sin respuesta, para que autoreflexionemos) se dividen en ocho cápsulas. 1º Las medidas que proponemos ¿se hacen cargo de la vida? ¿de qué vida?, 2º ¿Promueven o ahogan el buen vivir? ¿qué es el trabajo? ¿para qué trabajamos?, 3º ¿Promueven o ahogan la revolución silenciosa?, 4º ¿Promueven los mecanismos para hacernos cargo de responsabilidades asimétricas?, 5º ¿Son políticas a favor de la ciudadanía o hacia la acumulación de capital?, 6º ¿El cambio en el rol del estado está convirtiéndose en una respuesta colectiva para construir buen vivir (formas de cuidado mutuo, democratización de los hogares), 7º ¿Construye puentes entre lo público, lo común y la autogestión?, ¿entre la macropolítica y la micropolítica?, 8º ¿Reconocen y afrontan los conflictos sobre todo entre el capital y la vida?. Y remató con dos instrucciones claras para las nuevas formas de hacer política; dencentralicemos el debate y miremos al sur global y en segundo lugar, defendamos nuestro territorio, el territorio cuerpo-tierra.
Tres ponencias a las que se sumaron los deberes concretos por hacer; la austeridad del consumo debe tener una dimensión material normativa obligada, es imprescindible una ciudadanía organizada que complemente el asalto institucional.
Transformación social y políticas públicas (sábado tarde)
Tercer bloque, el de mi toma de conciencia. Como asistente habitual a seminarios y ponencias procuro dejar gran parte de las propuestas o cuestiones para mi reflexión en casa. Los tiempos se vuelven enemigos del cuidado de nuestros pensamientos. Pero este sábado por la tarde, yo cubría mi turno de entrega de documentación a participantes y de información a paseantes. Y en detrimento de la escucha a las ponentes viví la microexperiencia de visibilizar los niveles de implicación ciudadana. El espacio era abierto, había sillas disponibles, hablábamos de políticas para el buen vivir y el resultado en cifras podría ser éste:
- 70% de personas que paseaban se paraban 10 segundos, escuchaban y continuaban ruta
- 20% cogían un folleto, miraban con recelo mi sonrisa de invitación a preguntarme lo que quisieran, escuchaban 20 segundos y continuaban ruta.
- 5% cogían un folleto, más un dossier de la Fundación de los Comunes, me preguntaban ¿esto que es?, se quedaban un minuto a mi lado, escuchaban y continuaban ruta.
- 5%, tres personas (aquí es dónde compruebo mi manipulación de los porcentajes), me pidieron información, me hicieron preguntas concretas, se quedaron sentadas o de pié y prometieron volver el domingo a las conclusiones. Yo no las vi el domingo.
Y entre viajero y viajera por el Matadero, las sesiones continuaban.
Laura Gómez es Directora General de Igualdad de la Diputación Foral de Gipuzkoa. Intervino para hablar de las políticas públicas que se están desarrollando de Gipuzkoa en favor de la igualdad y desde que perspectiva se hace, resaltando que los cuidados son una responsabilidad social. Se debe dar la oportunidad de decidir si se quiere cuidar o no, que no se convierta en una imposición. Pero además se intenta dar prestigio a las labores de cuidado o a las alternativas para ese cuidado (como la mejora de los convenios colectivos de las residencias). Se apuesta por un acceso a los recursos para todas las personas a través de la Ley de Garantía de Ingresos, de la simulación de Renta Básica que se ha hecho. Esas entre todas las políticas aplicadas y por aplicar, pero insistiendo en que se deben dar unas condiciones de durabilidad de la política, teniendo claro qué hacer y cómo se va a hacer y disponiendo de una agenda de mínimos construida con la ciudadanía.
La intervención de Nuria Gómez, del Foro de Vida Independiente, fue una “regañina” necesaria a los movimientos feministas. Si empezamos por situarnos desde algún lugar ¿qué entendemos por diversidad funcional? Hay que construir los discursos en base a nuestra propia realidad porque siempre se ha construido desde la mirada del otro. “Todos dicen que mis formas de funcionar son anómalas y nos son aceptables”. Viendo la situación como algo positivo, sintiendo un orgullo identitario es cuando se puede dar el gran salto y cambiar el imaginario colectivo con unas lógicas de representación diferentes (no sólo desde la falta de capacidades). Debe haber una implicación directa de la persona, como agente de su propio cambio. Eso por la parte que corresponde a cada individuo. Y lo que corresponde a la sociedad es abandonar los discursos que fomenten la fragmentación y ese imaginario colectivo de que las personas con diversidad funcional tienen “derechos especiales”, obviando de esta manera los derechos fundamentales. Y como gran problema el doble sistema educativo que ya está naturalizado y es un sistema que nos segrega. Nuria dijo claramente que no puede ser que las feministas no incorporen la diversidad funcional en sus discursos, sigue siendo parte de la diversidad humana. Por otro lado se objetiviza a las personas diversas funcionales como culpables del entramado de cuidados y se ofrecen alternativas no satisfactorias para todo el mundo. Las residencias son parte del problema, no de la solución porque siempre suponen una vulneración de la libertad de las personas ingresadas. Por eso se plantean transformación colectivas para este sistema que expulsa a los márgenes; asistencia personal, un modelo para todas, y redefinir términos “…el propio nombre de Ley de Dependencia. A nadie se le ocurre en Educación sacar una Ley de la Ignorancia o en Sanidad crear una ley de la Enfermedad”.
Para el brasileño Armando de Negri ocupar el espacio de gobierno tiene una importancia clave y hay que poner en marcha una democracia de alta intensidad que tenga en cuenta los conflictos (que siempre están presentes). Hay una falta de narrativa histórica patente y busco en la jornada de conclusiones un ejemplo concreto para esta cuestión combinada con el surgimiento de conflictos; durante su participación en el gobierno de un departamento de Brasil intentaron cambiar la asignatura de Historia en el currículo escolar, dando voz a los que siempre han estado silenciados. Hubo una increpación fuerte por parte de otros actores de la sociedad diciendo que pretendían “ideologizar la historia” ¿es que no está ya ideologizada? En posiciones de gobierno toca pensar qué es funcional para la economía y qué es contrahegemónico y cuáles de los conflictos son estructurales o simbólicos. Y uno de los conflictos mas enraizados con los que tocará lidiar tiene que ver con los privilegios. Que no nos asuste el término pero todo movimiento debe tener un proyecto de poder y además hacer una autocrítica con respecto a si perpetúan las hegemonías.
Y, como no, la jornada de conclusiones terminó con más cuestiones sobre todo de aquellas personas que están implicadas en el “asalto a la política” y que claramente tienen más urgencia por resolver ¿Cómo subvertir la representación en delegación? ¿Cómo se puede gobernar para todo el mundo?
Aquí solo se recoge la mitad, de la mitad, de la mitad de lo que se ha intentado trasmitir desde la Fundación de los Comunes este fin de semana. Pero las cuatro ideas claves que a mi me van a servir a partir de ahora para trabajar son:
- La política debe ser placentera, la hagas desde dónde la hagas
- No trabajemos sólo para nosotras, sino por la transformación. Desde la descentralización, pensando en global.
- Empezaré a trabajar por sentir un orgullo identitario de mi diversidad (funcional, de género, de procedencia…)
¿Seguimos caminando?